Creatividad, Innovación, Emprendimiento, Trabajo colaborativo, Escuela abierta, Aprendizaje basado en Proyectos, Competencias. Son todos conceptos que se quedan fríos, que nos resultan abstractos cuando los vemos escritos en documentos legislativos y cursos de formación. En cambio, cuando los puedes tocar, cuando percibes en el buen ambiente y en la tranquilidad de un centro otra manera de trabajar; se convierten en realidad. Y enganchan. No es tanto una gran inversión económica lo que marca la diferencia. Es un cambio de mentalidad que permite, entre otras cosas, aprovechar mejor los recursos disponibles y asumir que la escuela debe ser una realidad integrada en su entorno social y natural. Asumir también que los alumnos aprenden mejor si su mente está despierta y despejada, que la actividad física y mental deben ir de la mano, que la escuela debe preocuparse fundamentalmente en educar personas autónomas, cívicas y responsables.
Claro que no podemos cambiar en un día , pero creemos que todos los que nos dedicamos a la educación sabemos que con nuestro trabajo ponemos nuestro granito de arena para hacer de nuestra sociedad algo mejor.
Y sí, quizás algún día podamos hablar de curriculum flexible, horarios lógicos y ratios razonables, pero mientras, nos quedamos con una idea que nos ha traspasado y creo cambiado para siempre en nuestra forma de enseñar:
Hagamos de la educación una fuente de inspiración para conseguir que nuestros alumnos aprendan a pensar juntos.
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